Según la OMS, el excesivo consumo de sal es, junto con el de tabaco, una de las principales causas de hipertensión arterial, enfermedad crónica estrechamente vinculada con complicaciones cardiacas de diversa naturaleza. La sal en demasía también está detrás de males como cáncer de estómago y osteoporosis.

 
El máximo organismo de la salud concluye que reducir su consumo ayudaría a salvar, en los próximos diez años, 8.5 millones de vidas, aproximadamente.

Ante esta afirmación, vale preguntarse a cuánto deberíamos reducir nuestro consumo diario de sal. De acuerdo con la OMS, este no debería sobrepasar los seis gramos en los adultos, que equivalen, a 2,4 g de sodio, elemento químico necesario para el funcionamiento del organismo, pero, al mismo tiempo, principal responsable de la hipertensión arterial.

Una primera recomendación es revisar la composición salina de ciertos insumos, como las pastas de tomate, y de productos ya preparados para el consumo, ya que no todas las marcas usan la misma cantidad de sal, y optar por las de contenido más bajo. Asimismo, al cocinar, debemos ser conscientes de las porciones de sal que estamos usando. Por último, se debe procurar comer más alimentos ricos en potasio, elemento químico tan importante como el sodio y que ayuda a prevenir la hipertensión. Ejemplos de estos son las legumbres, las nueces y, sobre todo, frutas como la papaya, el plátano o el coco.

 
 
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