El cáncer de mamá puede prevenirse con los cuidados adecuados
La mamografía no es una prueba que a las mujeres les encante. Por miedo al resultado, porque se aplasta la mama o por «falta de tiempo», la mayoría la pospone todo lo que puede. Sin embargo, es gracias a este examen que se puede detectar un cáncer en una etapa temprana, cuando todavía es curable. Un cáncer de mama incipiente es aquel que todavía no puedes palpar, ese que no se ha trasladado hasta las glándulas linfáticas. Normalmente, ese tumor tiene un tamaño de menos de medio centímetro. Algo así como la pepa de un limón.

«La mamografía detecta de 68% a 98% casos. En las mujeres que tienen mamas grandes o con bastante grasa es más fácil descubrir un tumor, por eso llegamos a 98% de detección. En las que tienen una densidad glandular más alta (no tienen tanta grasa) la identificación bajaría a 68%. En estos casos funciona mejor una ecografía o una tomosíntesis», dice Khouri. La explicación es sencilla. En las pruebas, un tumor se aprecia como un puntito blanco, que es fácil de identificar sobre un fondo negro de grasa.

Ahora, cuando la mujer tiene una mama densa (con poca grasa), esta se ve blanca, entonces es difícil localizar un puntito blanco sobre un fondo blanco. Tienen que haber numerosos cambios en ese bultito para recién notar la diferencia. Para estos casos ayudan la tomosíntesis y la ecografía. Para prevenir el cáncer de mama, lo más indicado es hacernos una mamografía anual a partir de los 40 años. Según el doctor Khouri, el 80% de las mujeres que desarrollan cáncer de mama tienen dos factores de riesgo conocidos: uno es ser mujer y el otro tener entre 40 y 80 años. A cualquiera le puede tocar. Y el riesgo aumenta si hay familiares que han tenido cáncer de mama. Lo positivo es que es curable cuando se detecta temprano. ¿Por qué estás postergando la mamografía?

Fuente: El Comercio (Vía Pacífico Seguros)

 
 
 
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