Cuando tus hábitos dañan a los que más
quieres.

Fumar no solo perjudica a quien lo hace, sino también a los fumadores pasivos. El humo de segunda mano, producto de la mezcla del humo exhalado por el fumador y el proveniente de un cigarro encendido, es un peligroso agente cancerígeno, ya que de sus siete mil componentes químicos, 69 causan cáncer.

Si bien este humo está asociado, generalmente, con el cáncer de pulmón, también se lo vincula con los de faringe, laringe, vejiga, estómago, recto, entre otros. A estos males, habría que sumarle uno nuevo: daños en las arterias.

 
   


La revista European Heart Journal publicó un estudio en el que se demuestra que la continua exposición de niños al humo de segunda mano afecta sus arterias cuando sean adultos. “Aquellos cuyos dos padres fumaban tienen más probabilidades, al llegar a la edad adulta, de ser fumadores o de tener sobrepeso que aquellos cuyos padres no fumaban”, sostuvo Seana Gall, responsable del estudio.


Obviamente, la mejor alternativa para evitar cualquiera de estos males es dejar este pernicioso hábito. En caso contrario, se aconseja fumar lejos del alcance de los niños y pedir a los visitantes que no fumen dentro de la casa. Asimismo, debemos enseñarles a nuestros pequeños a detectar ese tipo de humo para que puedan alejarse de él.

Fuente: Pacífico Seguros.

 
 
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